El vuelo verde de Interjet

apuesta de su autosuficiencia energética sin poner en peligro la vida de las futuras generaciones.
En Europa, la Unión Europea (UE) discute la necesidad de acelerar la producción de biomasa e incorporarla tanto en la producción industrial como combustible alternativo para casi todos los medios de transporte.
En el llamado “viejo continente” llevan una carrera de largo alcance para sustituir lo más que puedan su dependencia hacia el petróleo, una energía fósil, no renovable, que trae a las economías del globo terráqueo de cabeza cada vez que enfrentan ciclos profundos de altas y bajas en su cotización.
Allá desarrollaron con todo ahínco la energía eólica que en países como España proveen de mayor energía que sus centrales nucleares y  la apuesta ahora corre por cuenta de los biocombustibles.
El futuro europeo radica en encontrar respuestas para atenuar los efectos del cambio climático, incentivar nuevas industrias, subsectores y sobre todo proveer de empleo en derredor de construir todo un tejido de combustibles verdes.
Por su parte, en México la semana pasada sucedió un hito para los medios de transporte y el combustible: por vez primera y de manera histórica, un avión de Interjet propiedad de Miguel Alemán Velasco  realizó una prueba de vuelo entre la ciudad de México y Tuxtla Gutiérrez sin 100% de combustóleo o turbosina.
El nuevo energético puesto a prueba fue obtenido de la planta jatropha curcas originaria de Chiapas y que bien podría detonar toda una nueva industria en una entidad tradicionalmente ligada a la pobreza y el atraso social.
El gobernador Jaime Sabines tiene entre sus manos  la posibilidad de impulsar la entidad con empleo y menor pobreza detonando el desarrollo de las energías verdes gracias a las ventajas comparativas y competitivas derivadas de la producción de la jatropha curcas.
Sabines, amparado en los conceptos y preceptos del Milenio 2015, debería pedir al Gobierno Federal los recursos necesarios para refinar dentro de Chiapas (y no tener que mandarlo a Estados Unidos) la  conversión de  la jatropha curcas en aceite  combustible.
De esta forma Chiapas dominaría todo el control de producción de esta planta en biodiesel y con ese valor agregado obtendría grandes beneficios que traducirían en una cadena que surtiría el mercado nacional y por qué no el mercado externo.
Para el primer vuelo de prueba de Interjet -que  contó con la presencia del ex gobernador Alemán Velasco-, fueron utilizados  2 mil 710 kilogramos  de bioturbosina en uno sólo de los motores del avión con una carga de 30% de biocombustible y 70% de turbosina normal.
A COLACIÓN
Desde 2005, bajo la observación del BID, se llevan a cabo diversos programas pilotos para que México pueda desarrollar capacidad interna para producir biodiesel.
En dicho año, en Cadereyta, Nuevo León, fue construida la primera planta biodiesel  a base de sebo de animal como materia prima.
De allí arrancaron otros pilotos por universidades explorando el aceite vegetal, tanto el Instituto Politécnico Nacional (IPN), UNAM,  Tecnológico de Monterrey como  en Oaxaca, la Universidad José Vasconcelos.
Poco a poco surgen estudios de relación costo-producción, impacto agroalimentario, rentabilidad y rendimiento en diversos insumos.
Por ejemplo, el IPN sigue analizando la jatropha curcas conocida vulgarmente como piñón.
Esta planta es el nuevo potencial de Chiapas, el  biodiesel tiene una fórmula de jatropha curcas y aceite de palma porque se trata de aprovechar las ventajas naturales para incorporarlas al biodiesel.
Desde 2006, en  Tuxtla Gutiérrez, 144 combis de la ruta 1 y 2 fueron sustituidas por 71 minibuses bautizados como “conejobuses” a base de biodiesel.
Lo que está sucediendo en esta entidad es relevante para todo México. Se trata de una semilla, un primer paso real que como, todo, tiene una resistencia al cambio y una malsana politización de todo cuanto se hace o dejar de hacer en este país encadenado a los atavismos.
En su momento, los conejobuses provocaron una serie de críticas por “su lentitud”.     Como si las ventajas no saltaran a la vista: menor contaminación ambiental, insertar  una parte del país tradicionalmente ligada en el extranjero con el atraso,  pobreza, marginación y el EZLN a otro tipo de propaganda positiva.
En su momento lo comenté “me parece fantástico que el nombre de Chiapas circule a nivel internacional por atreverse a poner a funcionar buses de transporte público a base de biodiesel siendo pioneros“. Hoy me enorgullece que sea Chiapas el estado natal de la jatropha curcas.
Desde siempre en México nos quejamos de lo que gozan los ciudadanos de otros países sobre todo del llamado primer mundo. Vivimos añorando tenerlo, cuando viajamos al extranjero y conocemos la modernidad la envidiamos. Caray qué bueno que Chiapas sea pionero y esperamos que otras entidades hagan lo mismo.
SERPIENTES Y ESCALERAS
Para reducir la pobreza se requieren más que palabras, urgen los hechos concretos. El presidente Felipe Calderón debe demostrar toda su buena voluntad al respecto impulsando la madurez de toda la cadena de producción de los biocombustibles en Chiapas.
El futuro más que estar en las centrales nucleares radica en buscarlo en varias acciones en concreto: educar a la ciudadanía para no mal utilizar el agua, luz y gas, educarla para racionar; y sobre todo explorar y fomentar la utilización de energías no contaminantes, renovables y amigables con el medio ambiente.
Como sociedad debemos hacer un esfuerzo de optimización y racionamiento de los recursos energéticos, recordemos que por años y décadas hemos sido privilegiados por gozar de lo que nuestros antecesores más lejanos nunca pudieron conocer.
Sin embargo, las energías fósiles no son para toda la vida, el costo de su utilización lo estamos pagando a cuotas humanas altísimas.  La mejor apuesta a futuro es por racionalizar los recursos y usar las energía verdes como la  jatropha curcas. Bien por Chiapas.
P.D. Estimado lector, le invito a que participe sobre el tema en mi blog: http://claudialunapalencia.blogspot.com.

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