“Santo Nombre”, nueva zona arqueológica en la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán

'Santo Nombre' forma parte
de la lista de 12 sitios
arqueológicos que se espera
sean abiertos al público
antes de finalizar
el presente sexenio
Foto: Cortesía INAH

Ciudad de México.- 20 de Agosto del 2008.- (INAH) Por años, las comunidades del municipio poblano de Tlacotepec de Benito Juárez le han llamado “Los Teteles” (montículos de tierra) a una serie de estructuras prehispánicas que hoy en día se encuentran cubiertas por una vegetación espesa; sin embargo, la consolidación de algunas de éstas permitirá hacia 2012 la apertura de una nueva zona arqueológica: Santo Nombre.

 

Enclavada en la parte norte de la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, se trata —de acuerdo con el arqueólogo Blas Castellón Huerta— de un sitio cuya temporalidad se remonta hacia el 400 a.C. – 200 d.C., hasta ahora, el único que se conoce corresponde al periodo Preclásico Tardío para el norte del Valle de Tehuacán.

 

Santo Nombre forma parte de la lista de 12 sitios arqueológicos que se espera sean abiertos al público antes de finalizar el presente sexenio. En estos momentos, el proyecto para su exploración exhaustiva se encuentra en revisión por parte del Consejo de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

 

De tal manera, se prevé que hacia los últimos meses de este 2008 comiencen los trabajos arqueológicos en esta área con un presupuesto inicial de 1 millón de pesos, recursos que parten de los denominados Proyectos Especiales del INAH. No obstante, conforme el avance de estas labores podrán gestionarse fondos tripartitas o compartidos entre los gobiernos federal, estatal y municipal.

 

Castellón Huerta, director del Proyecto Arqueológico Santo Nombre, precisó que éste contempla diversas etapas, la primera de ellas: la limpieza del sitio, para lo cual se contrataran alrededor de 30 trabajadores, más 4 ó 5 arqueólogos; esta fase se extenderá durante tres o cuatro meses, aproximadamente, y permitirá definir la problemática del sitio a partir de un sondeo.

 

Posteriormente, en las distintas temporadas de campo, se llevarán a cabo el levantamiento topográfico digital, recorridos sistemáticos de superficie en la zona y otras áreas cercanas, la elaboración de una base de datos recuperados, la exploración de algunas estructuras y su consolidación, entre otras acciones de investigación.

 

Parcialmente reportado por Richard MacNeish en los años 60 del siglo pasado, Santo Nombre conforme una prospección realizada en 2004 por personal de la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas del INAH, se extiende en alrededor de 2 kilómetros cuadrados.

 

No obstante, “esta delimitación comprende una poligonal de protección a la zona de monumentos y su área inmediata, con la intención de que no se afecten las estructuras prehispánicas. Cuando comencemos formalmente el proyecto, haremos un mapa digital muy detallado para conocer la extensión real del asentamiento”.

 

Pese a que se hallan cubiertos de espesura, “en el área central de monumentos se disponen cerca de 20 montículos, mayores a los siete metros de altura. Seguramente existen más montículos, pero de menores dimensiones. La estructura más grande tendrá 12 ó 13 metros de altura y tendrá casi 100 metros de extensión, es una gran plataforma”.

 

Otra de las características de este espacio, es que los montículos están muy cercanos entre sí, formando plazuelas, de tal suerte que se observa como un pequeño centro urbano con calzadas interiores. Los monumentos están concentrados en un área  aproximada de 56 hectáreas.

 

“En consideración de que es un sitio del Preclásico Tardío —aunque seguramente tuvo ocupación anterior y posterior a esta época—, es un asentamiento muy peculiar, porque en la zona norte del Valle de Tehuacán no se tenía conocimiento de un sitio de este periodo y con esas dimensiones”.

 

Los antecedentes de investigación (también reportado por MacNeish en los años 60-70) sobre una zona arqueológica del Preclásico o Formativo, para el sureste de Puebla, sólo refieren a Quachilco —localizado en el centro del Valle de Tehuacán—“como el asentamiento urbano más grande de esta época.”

 

“Esto —continuó Blas Castellón—, lo menciono porque el sitio de Santo Nombre corresponde al mismo lapso y es mucho más grande que el asentamiento de Quachilco, de ahí que su exploración es una oportunidad para entender, desde un principio, cuál ha sido el desarrollo cultural antiguo de las regiones aledañas a Tehuacán”.

 

Así mismo, permitirá la comprensión de las relaciones establecidas en etapas tempranas, entre los Valles Centrales de Oaxaca – Mixteca – Valle de Tehuacán y Valles Poblano – Tlaxcaltecas.

 

El también académico de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y de la Facultad de Filosofía de la UNAM, explicó que si bien el grupo popoloca o ngiwa es el estrato cultural y lingüístico que sirve de antecedente para Santo Nombre, “este sitio es más antiguo, viene desde siglos antes de Cristo. No podemos establecer con seguridad que los popolocas lo hayan construido”.

 

La posible apertura del sitio al público es, por supuesto, uno de los intereses tanto de las autoridades locales, como de buena parte de los vecinos, pues el acceso a la zona —a 7 kilómetros de la cabecera municipal—, es relativamente fácil desde la población principal.

 

A una hora de la ciudad de Puebla, Santo Nombre además se enlazará con otros atractivos turísticos de la región como el sitio arqueológico La Mesa, en Tehuacán; el convento del siglo XVI de la población de Tecamachalco y el santuario de Tlacotepec donde se venera a un cristo negro, entre otros.

           

“El sitio se abrirá antes de finalizar el sexenio, y como parte de la infraestructura se proyecta la construcción de un museo local y una unidad de servicios, además de la disposición de senderos, señalización y vigilancia”.

 

“La intención, en una primera instancia, será liberar dos o tres conjuntos de plazas para la visita, más senderos que lleven al público a otras partes del sitio. Cabe mencionar que el trabajo arqueológico es de largo plazo, porque no es posible ni responsable dejar expuestos todos lo monumentos”, concluyó.

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