“Cenizas de piedras”, del autor canadiense Daniel Danís inicia temporada en el Teatro Orientación

Los personajes transmiten
sus emociones por el tono
seco de su voz, la
rigidez de sus facciones
y su postura estática
Foto: Cortesía CONACULTA/ A.L.

Ciudad de México.- 20 de Agosto del 2008.- (CONACULTA) Una pequeña habitación con las paredes quemadas y opacas es el espacio que envuelve a cuatro seres que expresan sus sentimientos y necesidades afectivas; mientras unos gritan para descargar toda su furia, otros utilizan al silencio como escudo protector.

 

Del lado izquierdo del escenario, una cortina tapa una ventana que los conecta al exterior. Un padre y su hija llegan a un pequeño poblado, construyen sobre las cenizas del pasado un futuro incierto, apartado y frío.

 

La pieza teatral Cenizas de piedras, del dramaturgo canadiense Daniel Danís –autor de obras como El canto del dime dime y El puente de piedras y la piel de las imágenes– inició temporada en el Teatro Orientación, del Centro Cultural del Bosque, después de presentarse en el Teatro Casa de la Paz.

 

Dos personajes emprenden un recorrido para dejar atrás un pasado, del que no logran desprenderse. Deciden iniciar de cero, compran una casa cercana a un río y crean su propio calendario, dándose una segunda oportunidad en la vida.

 

Encerrados, Clermont y Pascale se mantienen con un mínimo contacto hacia el exterior. Él es hermético, le apodan “La Roca”, porque no habla con nadie, prácticamente ni con su hija de 11 años.

 

Una misteriosa mujer aparece en escena, Shirley, quien ha crecido junto a jóvenes hostiles sin ambiciones. Al conocer al forastero, recuerda a un hombre de sus sueños que la puede rescatar de la monotonía y el aburrimiento. Acompañada de Coco, un joven rebelde, quien necesita afecto y compañía, llena ese vacío con algunas fotos que lleva siempre en su chamarra.

 

Los actores Raúl Adalid, Jorge de los Reyes, Marisa Rubio y Rebeca Trejo transitan por escombros, árboles marchitos y silencios abismales que van separando a los personajes, haciéndolos cargar en su espalda una inmensa montaña de piedras agrias que hacen cansado su caminar.

 

Los personajes transmiten sus emociones por el tono seco de su voz, la rigidez de sus facciones y su postura estática. La interlocución, la más de las veces es con el público, reflejando los abismos comunicativos de sus relaciones.

 

El iluminador Jorge Kuri Neumann, recurre a los tonos azules y opacos, para crear la atmósfera de soledad y frialdad emocional de la puesta en escena. En la obra se expone el acoplamiento de dos personas a un nuevo medio, retomando las esperanzas pérdidas mientras arrojan piedras al río, esperando que con ellas se vaya la tristeza y la pérdida de la fe.

 

Iris Sosa y Mariana Sánchez son las encargadas de crear el espacio escénico que se complementa al fondo del escenario con la imagen de una montaña nevada –como si fuera una postal de viaje– que conforme transcurre la obra se va moviendo hacia atrás, dando oportunidad de surgir a un pasillo por el cual los actores entran y salen a escena.

 

Encargado de la adaptación del texto y dirección de la obra, Hugo Arrevillaga –titular de la compañía Tapioca Inn, que cumple cinco años de vida escénica– expone una historia de seres incomprendidos que guardan en el sótano de las emociones, sus frustraciones, recelos y contradicciones que los hacen vulnerables, convirtiéndolos en polvo, en ceniza de lo que fueron.

 

Mientras algunos personajes jamás se podrán volver a levantar, otros regresan a observar el lugar, para comprender qué sucedió y poder tirar las piedras acumuladas en el camino, impregnadas de llanto y tristeza.

 

Cenizas de piedras se presenta los lunes y martes, a las 20:00 horas, en el Teatro Orientación, del Centro Cultural del Bosque. Reforma y Campo Marte. Hasta el 30 de septiembre. (UOG)

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