México está en la órbita del dólar

A partir de esta semana entrará en circulación a nivel nacional mi segundo libro titulado “en la órbita del dólar”, es de editorial Random House Mondadori, dentro del sello Debate, un texto que surgió de una inquietud personal por analizar una realidad a la que, poco a poco, y de manera constante, nos hemos ido acostumbrando los mexicanos de todos los estratos y en cualquier parte del país: la penetración silenciosa del dólar dentro de nuestra esfera, la de la microeconomía.
 El ensayo no refleja, de  ninguna manera,  una postura de la autora a favor de la dolarización de la economía,  más bien la intención primordial es explicarle a la gente lo qué está pasando en nuestro alrededor; cuánto sucede afuera con los procesos de integración; la diferencia abismal entre la integración europea y la que sigue parte de América Latina; y cuáles serían los costos para la población de adoptarse al dólar como una moneda común dentro de un esquema de mayor integración con Estados Unidos y Canadá.
 Para el análisis partamos de un hecho: la economía mexicana atraviesa una etapa de dolarización extraoficial y silenciosa en determinadas áreas geográficas del país. Los bancos y fondos de inversión aceptan abiertamente operaciones en dólares por parte de personas físicas y morales. El fomento del ahorro en dólares —antes visto como una manera de socavar el nacionalismo— es hoy auspiciado por las autoridades y aprovechado por los ahorradores de todos los estratos.
Cada día la moneda extranjera toma un mayor control en las  operaciones y los empresarios mexicanos han obtenido de Hacienda el permiso para dar facturas en dólares, pero realizan la conversión a pesos para la declaración fiscal.
Ante una dinámica cuya cotidianidad se estrecha a favor del llamado billete verde, considero que los mexicanos debemos conocer una serie de puntos centrales para estar mejor preparados para una toma de decisiones. Las preguntas que requieren una respuesta son: ¿cuáles son los esquemas de dolarización que existen? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas? ¿Cuáles son los mitos y las realidades? ¿En qué perdemos? ¿En qué ganamos?  Todo eso lo responde el libro “en la órbita del dólar”.
En 1999, el reconocido economista Rudiger Dornbush, profesor del Massachussets Institute of Technology (MIT), aconsejó a las autoridades financieras de México comenzar a sondear entre los analistas privados y los líderes empresariales la posibilidad de implementar un esquema a favor de la dolarización en un futuro cercano.
Recordemos que Dornbusch es considerado —junto con Domingo Cavallo, ex ministro de Finanzas de Argentina en la década de gobierno del presidente Carlos Saúl Menem— uno de los autores intelectuales del esquema aplicado en Argentina de 1990 a 2001, denominado “caja de conversión”.
Unos años después, Steve Hanke, experto del Cato Institute, analizó la propuesta de Dornbusch y destacó incluso una serie de ventajas y recomendaciones para México a partir de una predisposición favorable del sector empresarial. Ante la idea del proceso, la única voz discordante es la de Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED, por sus siglas en inglés), el banco central más poderoso y de mayor influencia en el mundo. Desde hace tiempo Greenspan ha venido alertando a los países menos desarrollados de América Latina sobre una cantidad de riesgos importantes al acceder a una medida en la que la FED se deslinda de cualquier compromiso.
A COLACIÓN
El libro “en la órbita del dólar”, revela también la agenda de estudio que existe  sobre el tema en el Senado de Estados Unidos y las negociaciones y propuestas que han realizado políticos mexicanos como el presidente Vicente Fox a lo largo de diversos viajes a Canadá y principalmente a Estados Unidos. 
También incluimos la visión de Guillermo Ortiz Martínez, gobernador en funciones del Banco de México hasta el año 2009, quien hace décadas elaboró en sus primeros años de trabajo en el instituto central un estudio interesante al respecto de la dolarización.
Si bien es cierto que en México transitamos en medio de un ambiente preelectoral, ocaso del sexenio que encabeza el presidente Fox, no por ello es menos importante que la dolarización se haya o no cristalizado, dado que forma parte de la evolución de los procesos de integración, en los cuales los electores deberemos exigir claras definiciones a los candidatos registrados en las boletas para las elecciones presidenciales de julio de 2006.  Es un tema que no puede escaparse de la agenda de ningún candidato.
GALIMATÍAS
En los albores del siglo XXI, México mantiene una cercanía con Estados Unidos como nunca antes en la historia bilateral reciente. El intercambio comercial entre ambas naciones es superior a los 370 mil millones de dólares en promedio al año. Las exportaciones hacia el vecino del norte suman 180 mil millones de dólares y las importaciones llegan a 190 mil millones de dólares.
La influencia de Estados Unidos en México abarca distintas perspectivas: es el principal socio comercial, el mayor inversionista, el dueño de más de quinientas maquiladoras instaladas en la frontera norte y el país origen de Citigroup, el conglomerado financiero que adquirió Banamex, la principal institución bancaria  de México que, desde su fundación y hasta 2001, había sido de capital nacional.  La dependencia no deja muchos espacios libres.
Adicionalmente, en la perspectiva humana sucede lo mismo que en el ámbito de las finanzas, los negocios y la economía. La Embajada de Estados Unidos en México señala que, de lunes a viernes, dos mil 500 mexicanos acuden a tramitar el visado para ingresar a territorio estadounidense. Los que lo hacen de manera ilegal y son detenidos aparecen en la lista de la Patrulla Fronteriza norteamericana (Border Patrol), en las estadísticas de los 70 mil mexicanos deportados en promedio al año.
De esta manera México sostiene con Estados Unidos un vínculo, una cercanía inevitable —y al parecer insalvable— que rebasa el plano económico, se traslada a la esfera social y con el voto postal de los mexicanos en el exterior trascenderá al terreno de lo político.
Bajo estas circunstancias, debemos agregar  que México tiene una importante acumulación de  reservas del Banco de México, un  flujo de remesas cuantiosas  y una sincronización económica y financiera. Todo ello delinea el camino hacia un futuro ¿insalvable?
Agradezco sus comentarios a:claulunpalencia@yahoo.com

 Fechado el  22 de octubre de 2005, la Secretaría de Turismo de Quintana Roo emitió un comunicado extra urgente: “Aviso de huracán Wilma, en el mar Caribe. Alerta roja. Peligro máximo, acercamiento-afectación, localizándose a las 19 horas de hoy en las coordenadas 21.6° grados latitud norte y  87.0° grados longitud oeste, presenta movimiento al norte a 5 KPH ubicándose sobre Cabo Catoche, Quintana Roo”.
 Después de este primer parte que movilizó a casi toda la población hacia zonas de resguardo y a los turistas, nacionales y extranjeros, a diversos albergues, tras los primeros embates y la calma  que presagiaba el  ojo del huracán, nada volvió a ser igual. Lo de Quintana Roo supera en la dimensión de la destrucción y los daños a lo acontecido a penas hace poco en Puebla, Veracruz, Tabasco, Chiapas, Oaxaca e Hidalgo. Recuento al que debemos sumar a Campeche, cuyo gobernador, Jorge Carlos Hurtado,  solicita al Gobierno Federal fondos monetarios  para atender los desperfectos derivados de Stan.
 Con el huracán Wilma que resultó más destructivo que la tormenta tropical Stan, tenemos una situación de emergencia en la región Sur-Sureste del país en siete estados en los que sus respectivos mandatarios han declarado que las finanzas estatales se encuentran al día, y no hay manera de dar respuesta a todo lo  que sigue después de una devastación: dar cauce a la vivienda y la recuperación de bienes y activos.
 El quebranto en la región no tiene cuantificación alguna, al menos hasta el momento, y lo padecido por el Caribe Mexicano abre una enorme preocupación por el gran peso específico que tiene Cancún y la Riviera Maya dentro de la captación de divisas por concepto de turismo.
 El golpe natural a esta importante zona turística llevará tiempo resarcirse y eso implica una serie de costos directos para la infraestructura del lugar, los servicios  y para los miles de empleos que proporciona este destino vacacional.
 A la par que Katrina dejó en Nueva Orleáns una serie de lecciones, Wilma hizo lo propio en Quintana Roo con un cúmulo de consignas que la gente debe aprender, tal como lo hizo con Gilberto en materia de prevención y movilización.
 Después de Wilma es pertinente reorientar el crecimiento de Cancún y la Riviera Maya respetando un sentido  de ecología y medio ambiente; generalizar la cultura del seguro entre la población; el gobierno estatal debe buscar los mecanismos de reubicar a las familias que viven en zonas de permanente riesgo, hacinadas en casas endebles, con techos de  palmas, cartones y láminas. En esta reconstrucción, no puede darse cabida  a lo que han hecho recurrentemente los gobiernos y sus representantes, como es el seguir dando remiendos de lámina. Hay que aprovechar la  reconstrucción para reubicar a la gente en una vivienda que no sea del todo gratuita, mediante un esquema de pagos que la familia pueda cumplir, y que se compartan aportaciones con el gobierno estatal y federal.
 Es menester, rescatar y atender la  propuesta que los empresarios y hoteleros de Cancún realizaron a Rodolfo Elizondo, titular de la Secretaría de Turismo, a favor de crear un esquema para  que, de manera compartida, se pudieran dotar a todos los hoteles con vista al mar de mallas anticiclónicas. La petición la hicieron tras el paso del huracán Emiliy, en agosto pasado.  Elizondo nunca respondió.
 Tampoco podemos dejar de lado que  la voracidad de los gobiernos de los tres niveles por fraccionar y vender Cancún y luego toda la Riviera Maya, ha ignorado los estudios de impacto ambiental, la valoración de riesgos y evaluación de obras de ingeniería pertinentes para reaccionar antes hechos como los sucedidos. ¿Cuánta negligencia proviene de seguir fraccionando en zonas de alto riesgo, exponiendo la vida humana?
A COLACIÓN
 El año 2004 trajo al Caribe Mexicano una derrama turística por 4 mil 349 millones de dólares,  un 14.35% más que los flujos recibidos en 2003, en total por tres mil 803 millones de dólares.
 Para que el amable lector tenga un mayor panorama de por qué se genera tamaña preocupación por la devastación acontecida y todo lo que sigue en materia de recuperación: en 2004 México recibió 10 mil 839 millones de dólares por ingresos turísticos, esto significa que el Caribe Mexicano aportó más del 40 por ciento. De ahí precisamente la sensibilidad del tema y el carácter de urgencia.
 Por concepto de turistas y visitantes, en 2004 llegaron a esta zona del país 11 millones de turistas, un 15% por encima de lo registrado el año anterior. De esta cifra, 6.8 millones fueron turistas que se hospedaron en hoteles; 3.6 millones llegaron en cruceros; y 538 mil fueron visitantes fronterizos.
 Cabe mencionar que fue  uno de los mejores años después de la depresión que vivió el turismo mundial tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York. El número de paseantes del año pasado impulsaron una ocupación hotelera cuyo indicador promedió el 75.6 por ciento.
 De igual forma, las agencias de viaje que trabajan en conexiones para el Caribe Mexicano recibieron muy buenas ganancias resultado de una mayor atracción de turistas canadienses y europeos. El número de paseantes canadienses aumentó un 15%, en tanto que el estadounidense representó el 55% de los visitantes y el resto fueron  europeos, asiáticos y latinoamericanos.
 Para 2005, dentro de las expectativas iniciales de la Secretaría de Turismo para el acontecer de Quintana Roo, las estimaciones señalaban un crecimiento del 8% en la afluencia turística con la meta de rebasar a los años anteriores.
 Para septiembre del año en curso, la ocupación hotelera del Caribe Mexicano mostraba una oferta de un millón 663 mil 650 cuartos disponibles que en promedio habían mantenido, hasta septiembre, una ocupación hotelera del 57.17 por ciento.
 Para el último trimestre del año se esperaba un buen cierre, por encima de lo habitual en volumen de turistas extranjeros y en diciembre de turistas nacionales.  Recién se acababa de estrenar, el primero de septiembre, el vuelo aéreo Guadalajara-Cancún con la finalidad de facilitar el tránsito del turismo europeo.
 Pero llegó Wilma y acabó con los pronósticos. La urgencia humana es totalmente entendible, hay prioridades que atender, a penas las organizaciones civiles realizan tareas de acopio de víveres, recursos y medicinas para los estados afectados por Stan y ahora hay que agregar el drama de Cancún, de la Riviera Maya,  de todo el Caribe Mexicano. El golpe fue en seco y de carambola.
Agradezco sus comentarios a:claulunpalencia@yahoo.com

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