Berrinche millonario de Lozoya

Los últimos 18 meses han sido de estiras y aflojas: Emilio Lozoya Austin, director de Pemex dedicó sendos discursos para atacar la figura de Antonio Brufau, director de Repsol, a quién incluso cuestionó su sueldo y capacidad de gestión dentro de la petrolera española de la que Pemex poseía el 9.3% de su accionariado.
Lozoya a pesar de su disgusto no logró el cometido de que Brufau renunciara al cargo y fueron meses además de rumores en los medios de comunicación mexicanos y españoles que ventilaban inclusive una posible incursión de Carlos Slim Helú a través de La Caixa.
Hay analistas que aseguran que los españoles se olieron el negocio pretendido por los mexicanos con Repsol, para apoderarse de la petrolera con la finalidad de desmembrarla; el tejemaneje vendría por parte de  Pemex y mediante la participación de Slim Helú.
Quizá después de lo sucedido en Argentina con YPF y su expropiación decretada por parte de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner es que los españoles de Repsol están más alertas que nunca para evitar un socavón en una de las empresas líderes de la marca España.
Así, Repsol decidió durante su reunión de Consejo de Administración -el 29 de enero-, modificar los estatutos a fin de reforzar las mayorías en el supuesto de que uno de los accionistas propusiese votar a favor de dividir el grupo.
Para evitarlo, fue plasmado  el requisito de un 75% de los votos frente al 50 por ciento.
A partir de entonces se abrió la puerta de la ruptura con Pemex que se vio cada vez más cercana, cuando hace poco más de un mes Brufau nombró a  Josu Jon Imaz, como miembro del Consejo de Administración.
Para Lozoya Austin ya todo estaba dicho con ese gesto en una junta de accionistas a la que ni siquiera acudió el representante de Pemex.
A COLACIÓN
La amenaza de vender cristalizó finalmente. El jueves 5 de junio, las  acciones de Repsol cayeron 3.6% en el parqué madrileño lastradas por la venta del 7.8% de un total de 9.3% de su accionariado en manos de Pemex.
La petrolera mexicana vendió a 20.10 euros por acción, con lo que finalmente obtuvo 2 mil 091 millones de euros. Al cierre de las operaciones bursátiles las acciones de Repsol cerraron en 20.11 euros.
No le salieron bien los cálculos a Pemex que se dejó en el camino 79 millones de euros al vender a 20.10 euros por acción. La animadversión de Lozoya a Brufau ha dado como resultado que Pemex conserve ahora una participación marginal en la petrolera española.
Cuidado: en México llevan semanas argumentando que la salida de Pemex de Repsol daría liquidez a la mexicana por más de 3 mil millones de euros. Como siempre no les salen las cuentas, lo que obtuvieron por desinvertir fueron 2 mil 091 millones de euros, que antes estaban en acciones en una empresa con potenciales negocios y que ahora se convierten en dinero que  peligrosamente podría terminar  esfumándose en algunas oficinas oficiales.
En México, Lozoya Austin justifica la decisión de vender su participación en la petrolera española debido a la baja rentabilidad de las acciones, empero, ¿por qué ahora? Justo cuando apenas el valor en cotización en bolsa de los títulos de Repsol están remontando.
¿Para qué quiere Pemex ese dinero que antes estaba invertido en emisiones? Fundamentalmente papeles que además de una rentabilidad pagaban un dividendo y a futuro irían a más.
Creo que la dirigencia de la petrolera mexicana en fase de transición tiene que explicar más bien qué hará con ese dinero, no por qué vendió.
Lo cierto además es la alteración en la composición de los inversionistas que se esperaba entrarán al nuevo esquema energético de México. La ruptura con los españoles es real en ese sentido y tal parece que entonces la cercanía será con las petroleras estadounidenses, posiblemente con las británicas.
¿A quién le venderá su alma energética México de acuerdo con el PRI? A los estadounidenses? O a los europeos?
A principios del siglo XX, el general Porfirio Díaz se vanagloriaba de hacer negocios con los empresarios europeos para el tema energético que despuntaba apenas  para el país.
A juicio de Díaz, él prefería entenderse con los europeos que con los estadounidenses a quienes mantenía en una sana distancia. Por algo sería.
Sin lugar a dudas la respuesta de quienes serán los empresarios privados nacionales y extranjeros privilegiados de la Reforma Energética, la conoceremos en menos de doce meses.

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