Memorias de un huapanguero: don Reynaldo Mota Molina, investigador, periodista y promotor cultural de la Sierra Gorda de Querétaro (2)

Sí, en lo que se refiere a los concursos de huapango, yo no soy muy partidario de ellos, pero bueno, pues he acudido y he estado en varios, porque siento que el huapango es precisamente eso, fiesta, no competencia, y en los concursos ésa es la característica como tal; es cierto que para mí la mayor, digamos, bondad de estos…

Concursos…

Sí, concursos de huapango… es sobre todo la atracción que el huapango ejerce sobre los niños y los jóvenes, esto es un atractivo, claro que a lo mejor un poquito dislocado de lo que es lo genuino en lo que se refiere a los atuendos, por ejemplo, y a los pasos mismos; esto seguramente, como digo, es un atractivo particularmente para muchos niños y jóvenes que acuden en gran número a muchos de los concursos; es más, hay bailadores de huapango o grupos o escuelas que andan prácticamente detrás de los concursos. Claro, en primer lugar, por los premios que ofrecen, pero finalmente todo esto es un imán, y tal vez de no ser por ese tipo de concursos, que atraen a tantas parejas de niños y de jóvenes, desde luego de adultos también, pero quiero centrar la atención en ellos, a lo mejor no se interesarían por esta música tradicional de México, a lo mejor se involucrarían, como de hecho sucede, en otras modas que son y vienen de fuera, que están un tiempo, que se van, que no dejan huella; sin embargo, los ve uno ensayando prácticamente todo el año porque se están preparando para el siguiente concurso y para el que hay aquí, para el que hay allá y en otra parte. Bueno, están involucrados en el huapango, esto pues es una forma de preservarlo; como digo, un poquito estilizado o a lo mejor mucho en algunas ocasiones, pero finalmente prevalece esta música entre los jóvenes y entre los niños. Creo que ésa es la mayor virtud que tienen estos concursos de huapango.

Le decía que estoy seguro de que San Joaquín le lleva unos buenos años a Amatlán en cuanto a inicio de actividades, ¿esto es cierto?

Creo que sí, me parece, si mal no recuerdo, estoy hablando de memoria, creo que San Joaquín empezó en los 70, en el año de 1970…

Aunque creo que hubo algunos años que no se llevó a cabo, hasta donde sé es el más antiguo que se realiza también en su género en el país, ¿verdad?

Definitivamente sí…

Y atrae gente también de todos los estados y del extranjero.

Bueno, actualmente sí, en los inicios… El concurso se inició, me parece, para construir el auditorio, porque ni siquiera había auditorio en aquellas épocas…

No, pero ahora ya está rebasado, ¿no es así?

Totalmente, sí, pero con una idea más o menos de ese tipo, los hermanos Ledesma, Gilberto y Guillermo, organizaron el primer concurso y tuvo mucho éxito, y de ahí para adelante; sí, efectivamente, parece que hubo algunos años, poquitos, de interrupción, pero finalmente hoy está consolidado y es más, prácticamente todos los concursos que se hacen, no solamente dentro de la región huasteca, incluso fuera, pues son la imagen y semejanza de San Joaquín…

Haciendo parangón con Amatlán, es el padre de todos los concursos, ¿no?

Sí, de hecho, definitivamente…

Hay otra similitud que comparten estas dos poblaciones y, digámoslo así, festividades o festejos, las dos son catedrales del huapango, ¿qué le parecen estas dos catedrales del huapango que tenemos en México? Hasta donde sé, así declaradas o promocionadas oficialmente por las autoridades y también asumidas por las propias comunidades.

Sí, a mí me parece que la primera y la más genuina fue la espontaneidad precisamente de San Joaquín; en San Joaquín, no tengo presente el dato para decir desde cuándo se designó y cómo es que se designó Catedral del Huapango, pero finalmente para cuando Miguel Alemán hijo fue…

Gobernador…

Sí, gobernador del estado de Veracruz, pues esto es un poquito, en lo que a mí se refiere, un poquito de parteaguas, porque en aquella ocasión se le invitó a Amatlán; bueno, quiero recalcar que ya para entonces San Joaquín desde hacía mucho tiempo, desde hacía muchos años, ya era considerada la Catedral del Huapango; cuando Miguel Alemán fue el gobernador de Veracruz, entonces se le invitó para que fuera a hacer la inauguración y resulta que ésta iba a ser, por decirlo así, a las 11 de la mañana y el señor llegó como a las cuatro y pico de la tarde, entonces no querían que nadie se moviera, ni la hoja de un árbol, mientras no llegara el señor gobernador. Ésa fue una inconformidad que yo le manifesté a don David y le dije: “Esto no puede ser, pues la fiesta es la fiesta y que empiece, cuando llegue el señor, pues se le hacen todos los honores que se merece desde luego, pero no tiene por qué no empezar hasta que llegue, no tiene nada que ver”. Total, así sucedió y esto provocó que fuera el último año que acudí, porque iba yo cada año, como ya lo mencioné antes, porque me disgustó mucho esta actitud que se tomó ya como compromiso político, fuera de lo que habían sido hasta ese momento los Encuentros de las Huastecas. Finalmente, así sucedió y él cuando fue, y no sé si porque le impactó o realmente no sé, pero dijo bueno, pues aquí ésta es la Catedral del Huapango, y él dijo que era la Catedral del Huapango; pero bueno, finalmente, como digo, San Joaquín ya lo era desde hacía muchos años antes, pero como lo dijo el gobernador, pues así se quedó también, y efectivamente se anuncia como Catedral del Huapango. Al principio, a mí me causaba un poquito de… pues de escozor esto de la Catedral del Huapango, pero finalmente dije: “Bueno, pues catedrales hay en todas partes y en todos los lugares, entonces si uno es catedral y el otro también, pues sí, son dos catedrales del huapango, creo que ambos lugares merecen el epígrafe y es válido”. A fin de cuentas, creo que lo son porque cada uno, con sus propias características, San Joaquín con el concurso y Amatlán con el Encuentro de las Huastecas; es cierto que tanto en uno como en otro se reúnen bailadores de huapango de muchas partes del país, no solamente de la región huasteca y, desde luego, también del extranjero.

Entonces, de acuerdo con lo que me cuenta, digamos que usted cree que fue algo que le salió espontáneo a Alemán sin considerar o desconociendo quizá que San Joaquín ya era nombrado Catedral del Huapango…

Sí, había un desconocimiento, es posible que sí, pero realmente no sé si fue premeditado esto o espontáneo…

Pero no entregó ningún diploma ni un nombramiento oficial en esa ocasión, ¿verdad?

No, simplemente dijo algo como “Ésta es la Catedral del Huapango”, fue durante, creo, el acto inaugural o por lo menos ese día cuando él lo nombró como tal; así como premeditado pues no, no lo sé, realmente no sabría decirlo, o si simplemente en el momento se le ocurrió, pero de que había un desconocimiento por parte de él de que ya existía una Catedral del Huapango eso sí es un hecho.

Esta última edición de Amatlán, la 24, fue dedicada a don David Celestinos, que en paz descanse, cuénteme un poquito de su amistad y del personaje que fue don David, incluyendo esa parte en que quizás hubo un distanciamiento.

Sí, el distanciamiento fue más bien respecto de la organización del Encuentro de las Huastecas; como digo, a partir de entonces dejé de ir, pero la amistad con don David la conservamos siempre, sí, él hablaba muy claro y él sabía que yo pues lo hacía también, quizá por eso nos entendíamos tan maravillosamente. La amistad con él fue muy grande, él estuvo en varios de los festivales de huapango Al Rescate de Nuestras Raíces, que yo realizaba aquí, en la sierra, y muchas veces estuvo con nosotros participando en la fiesta, solamente como espectador, pero feliz. Yo veía su desenvolvimiento, verdaderamente encantado de estar en el festival; por lo que se refiere a su carrera artística, plástica, literaria, pues es todo un personaje, no solamente esto, también fue cineasta, ganó, según entiendo, algunos premios como tal, y esto desde la época de su juventud, entonces pues sí, fue una vida muy prolífica en el arte, no solamente en la cuestión del huapango, de la que era verdaderamente un apasionado, y bueno, por eso pudo realmente soportar, creo yo, todos los avatares durante todos los años en los que estuvo al frente, cuando ya en determinada edad, él decía: “Ya”; además lo dijo varias veces, varios años antes, “Ya, ésta es la última vez” y al siguiente año decía: “Ahora sí, ésta es la última vez…”, y así, pero pues su pasión por el huapango, por su tierra, aunque él no era originario de Amatlán, pero Amatlán lo tenía adoptado verdaderamente como originario, y bueno, pues toda esta carrera y toda esta vida, una vida muy intensa dentro del arte, de la cultura y, por supuesto, del huapango, pues es muy reconocida, y muy merecido que se le dé el lugar y la dimensión que tiene don David Celestinos en todo este preservar y vivir y sentir y vibrar el huapango.

Continuará…
Comentarios a esta nota: gregorio.huapango@gmail.com

Fotos: Junípero Cabrera, don Lupe Reyes, don Reynaldo Mota Molina y Luis Castrejón durante la presentación del libro “Galería huapanguera”, de don Reynaldo, en Xilitla, San Luis Potosí, en 2008.

Santiago Pérez Gómez y don Reynaldo Mota Molina, en Amatlán, Veracruz, en noviembre de 2013, durante la entrega al segundo de la presea “Sol Poniente”.
Cortesía Reynaldo Mota Molina.

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