Costosa incivilidad

El cambio siempre genera per se una resistencia intrínseca a la que debe vencer poniéndose en marcha.      Cambiar es transformar, avanzar, sobreponerse a los resabios,  romper el atavismo y vencer las resistencias.
En este momento histórico, el país no debe recular, las reformas son necesarias para favorecer el proceso del bono demográfico y darle opciones a  una población mayoritariamente joven y en edad productiva.
Hace unos días, releí un libro clásico de la literatura mexicana: “México Bárbaro”, de John Kenneth Turner, periodista estadounidense que describió  los horrores de la Revolución Mexicana en un país geográficamente vasto e incontrolable.
De ahí varias reflexiones en torno a la violencia y las armas. De aquella literatura revolucionaria, cualquiera de sus pasajes semejan el rostro adolorido del México moderno del siglo XXI, un país secuestrado por una panda de gente sin ley y con pretensiones de someter a una de las economías que desde años muy atrás fue convocada a figurar como una de las principales del mundo.
A principios del siglo XX  Turner relató las atrocidades llevadas a cabo por gavilleros que entraban a las haciendas, saqueaban, quemaban, mataban a sus dueños, violaban a sus mujeres y dejaban huellas de su paso con decenas de colgados para atemorizar con tal nivel de destrucción.
Con el tamaño de la dimensión geográfica retomar el control fue una de las etapas más difíciles de la época post revolucionaria así como convocar y convencer a la gente acerca de las bondades del desarme y reestablecer las leyes civiles.
Por eso es que tantas armas de alto calibre y granadas circulando por territorio nacional no pueden dejar tranquilo a nadie como sucede en la actualidad.
Menudo negocio para el mercado negro resulta el tráfico de armas.  El meollo es un mercado que moviliza demasiado dinero.
El peligro para el Estado es de tantos civiles armados, cifras extraoficiales indican que el año pasado el tráfico de armas entre México y Estados Unidos creció 250% a una cantidad cercana a los mil 500 millones de dólares y que además  a territorio nacional entran armas utilizadas en otros  lugares, muchas de fabricación soviética.
A COLACIÓN
En la ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno del Distrito Federal, implementó a través de la Secretaría de Desarrollo Social, un programa denominado “Por tu familia, desarme voluntario”.
El programa se apoya en la Iglesia Católica, a través de los atrios de las parroquias, en el Distrito Federal,  la gente acude a canjear su arma  a cambio de un vale por una computadora.
Ahora mismo aplica la segunda etapa de este programa de despistolización de la ciudadanía  a la que además contribuyen los padres y párrocos  durante sus homilías invitando a la gente a no utilizar la violencia y  no guardar armas en su casa por el peligro que representa para los niños.
Hasta la fecha, el gobierno de Mancera ha recibido 7 mil 279 armas de fuego y a cambio ha entregado la misma cantidad de computadoras.
Las delegaciones que más han contribuido al desarme son Gustavo A. Madero e Iztapalapa con el 76.2% del total.
Y para como vamos, con los acontecimientos de la virulencia social en las calles y la inseguridad, debería extenderse la idea  de Mancera a todo el país, ser un programa Federal.
De alguna manera hay que comenzar a desarmar a México, tanta gente armada no es precisamente una forma de salvaguardar la paz, ni de preservar el Estado.
Sé que es un desafío titánico porque además sin exigir visado para estadounidenses ni canadienses tenemos un traspatio inseguro, una verdadera coladera para la delincuencia, lo ilegal y todo tipo de crímenes.
Por ende para amansar a ese México bárbaro y bronco deben tomarse medidas drásticas iniciando por una frontera segura en ambos sentidos, lo hemos escrito reiteradamente; hay que extender a nivel federal un programa de desarme civil  y explicarle a la gente el riesgo para los niños de tener granadas o armamento en casa.
Lo que no puede suceder más es dejar correr el tiempo y pensar que las cosas como están de malas en México se resolverán por osmosis o generación espontánea.
O bien combatiendo odio con odio, fuego con fuego y violencia con violencia. La mayoría de las personas queremos vivir en paz, transitar con tranquilidad y tener la certeza de un  Estado seguro.
PD. *Economista y presidente de Consultores en Economía y Educación Financiera.    

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