El compromiso del Papa Francisco con los pobres debe abarcar la lucha contra el cambio climático

El Arzobispo Jorge Mario Bergoglio, ahora Papa Francisco, nació y creció en Buenos Aires, le encanta el tango y el fútbol y ante todo parece ser un modelo de austeridad, modestia y humildad. Favorece el uso de transporte público y prefiere llevar una vida sencilla, viviendo entre sus feligreses y rechazando los lujos que su posición le permitía como cardenal.

Y como vimos en su primera aparición pública como Papa, su estilo parece ser de modestia y calor humano. Los devotos latinoamericanos rebosan de alegría y tienen una fe renovada. Y a pesar que muchos discrepan con su postura en algunos temas sociales de gran importancia, su compromiso por servir a los pobres parece ser inquebrantable.

Ha elegido su nombre papal en honra a San Francisco de Asís.  San Francisco (circa 1181) se distinguió por su devoción por proteger a los pobres y la naturaleza. Se le atribuye el milagro de poder hablar con los animales, especialmente las aves, lo que explica porque en los retratos históricos esta rodeado de ellos.

San Francisco también poseía una ideología progresista que aspiraba alejar a la iglesia de su afán por construir poder institucional y hacia su propósito básico y cristiano: servir y atender a los humanos y cuidar de la naturaleza como las creaciones de Dios en la tierra.

Como madre, católica, latina y líder ambiental, espero que el Papa Francisco preste su voz en la lucha contra el cambio climático, la contaminación mortal y la destrucción de los recursos naturales que seriamente amenazan a nuestro planeta y, en particular, el bienestar y la vida de los pobres.

El Papa Benedicto XVI hizo grandes avances para ayudar a concientizar al mundo sobre el cambio climático y como sus impactos amenazan a los más pobres y vulnerables, vinculándolo a la inseguridad alimentaria y la escasez de agua. Benedicto XVI solicitó una reducción en el consumo de energía, mayor sensibilidad ecológica, mayor eficiencia energética y la investigación en fuentes alternativas de energía, a la vez instalando $1,5 millones en paneles solares con el objetivo de transformar al Vaticano en el primer estado neutral en carbono. El Papa Benedicto XVI también criticó la “resistencia económica y política” ante la lucha contra el cambio climático y la degradación del medio ambiente.

Espero que el Papa Francisco continúe este legado, dándole prioridad a la importancia de enfrentar el cambio climático y reconociendo que el bienestar y el futuro de los pobres del mundo dependerá en gran parte de nuestras acciones ante esta crisis.

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