Xavier Velasco, “Premio Alfaguara 2003”, presenta su nuevo libro, “Puedo explicarlo todo”

lectores y seguidores del autor. Sin embargo, se dijo pronto que para complacer a otros públicos, la presentación irá en breve a Querétaro, León, San Luis Potosí y Zacatecas.

”A los nueve años uno rescata a los conejos; a los 18 aprende a comérselos”, es la moraleja del texto que, comentó el autor, está inspirado en historias que él tiene atrás y que confluyeron en este libro de casi 800 páginas.

Explicó con una sonrisa y su particular sentido del humor que para dar forma y vida a la novela, ”inventé poco ¡Pero claro que el trabajo es que no se note que es real y que no se sepa de qué orilla de la realidad me robé esta historia!”.

El escritor se refirió al proceso creativo y recordó que en un principio deseaba escribir una historia de amor entre dos niños, pero no funcionó. ”Algo me decía constantemente que la historia debía ser más grande que sólo eso”.

Quería ir más lejos y por eso, supero la decena de protagonistas, quienes en el devenir de la historia entrecruzan historias relacionadas. Sólo así, ”podría yo describir la historia, más que de amor entre niños, de varias entretejidas”.

Velasco admitió que la elaboración de esta novela que evoca a los escritores románticos del siglo XIX exigía, a cada página, crecer más y más. ”Fue una tarea larga y sufridora, aunque a veces muy gozosa, sobre todo al final”.

Abundó en lo anterior al señalar que es un placer poder dedicarse a hacer novela, pero si se complica, es difícil terminar.

Sin embargo, Xavier Velasco realizó un recuento una vez que tuvo la novela en sus manos. Así lo explicó:

”Es un balance feliz. Pude terminar con la historia antes de que la historia acabara conmigo”, dijo en tono claro el autor de numerosas obras de innegable éxito. Lo dijo con la satisfacción y tranquilidad que da el deber bien cumplido.

”El hecho de terminarla me deja tranquilo y en posibilidades de escribir otra”, puntualizó, y reiteró que en su nueva novela inventó poco y que arrancó a alguna orilla de la realidad ciertos elementos con los que completó la obra.

”¡Es un robo impune y feliz!”, dijo elevando la voz, “¡Para compartirlo con los lectores de todo el mundo!”. Luego, con su bien timbrada voz, especificó que a poco de comenzar su novela, sintió que la historia se ensanchaba más.

Por ello, agregó, llegó a sentir que se había metido en un problema similar en el que seguramente se metieron los grandes novelistas del siglo XIX que él admira por las innumerables obras que dejaron para la posteridad mundial.

Velasco reconoció que se trata de una obra monumental en cuyo proceso llegó a sentir cierto grado de frustración, ”porque pasaban mañanas, tardes y noches sin que yo escribiera una línea. Pero en realidad sí avanzaba, porque uno, como escritor, le da vuelas y vueltas a la trama para acabar de entenderla”.

Salió airoso de esa situación, aunque no pocas veces ”los personajes hicieron lo que se les dio la gana’. Pero el entrevistado se calificó como un autor ‘muy permisivo con ellos” y por eso, averiguó sobre ellos y vio cómo son y qué buscan. ”Aunque me pregunto si los personajes hablan como los hago hablar”.

Explicó que los personajes adquieren su propia personalidad y carácter ”y si no le atino en lo que ellos esperan de mí, viene su rebelión. Peor aun si me desvío de la historia. Ahí sí, definitivamente uno no acaba de entender”.

Recordó que hubo cosas que los personajes querían contar de sí mismos, pero no cupieron en el texto, ”y con la pena chato, te quedas a fuera; la novela ya no soportaba mas y así quedó, porque uno tiene que ser despiadado para desechar todo lo que no sirve estrictamente a la historia, aunque sea bonito.

Fuente: (Notimex)

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