“La intuición de leer, la intención de narrar”, de Rodolfo Castro

 

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Para Águeda Arango, amiga y cuentacuentos

Ciudad de México. 15 de marzo de 2009. Cuando uno siente la necesidad de contar algo es porque ese algo le bulle y no lo deja en paz, quiere salir de nosotros y ser compartido con los demás, con otros que, se entiende, están dispuestos a escuchar lo que deseamos –necesitamos– sacar fuera, dar a conocer de manera creativa y lúdica, sobre todo oralmente.

En “La intuición de leer, la intención de narrar” (Editorial Paidós, México, 2002), de Rodolfo Castro, encontramos reflexiones que contribuyen a tratar de entender esa necesidad, esa actividad, ese oficio: narrar, contar algo, y también las experiencias del autor para desarrollar algunas habilidades y aprovechar mejor los recursos que tenemos a la mano para hacerlo bien, adecuadamente, muy al estilo de cada cual.

Castro, argentino residente en México, es conocido por su labor como cuentacuentos, de hecho, este libro (ya tiene otros en su haber) recoge gran parte de su experiencia –hasta hace siete años, cabe decir– como cuentacuentos o narrador oral (sí, ya sé que no es lo mismo uno que el otro, pero sin duda él se puede poner cada traje según su antojo o determinada situación, y también muchos de nosotros, ¿verdad, maestra Águeda?).

Además, las comparte de una manera natural –quiero decir sin artificios y poses de investigador o experto–, con pleno conocimiento de causa, sabedor de que en éste, como en tantos otros oficios o gustos donde lo subjetivo es primordial, muy personal, lo que cuenta es la disposición, el ánimo, la necesidad de narrar, de hacerlo mejor cada vez…

No obstante, el método sirve de algo, por eso separa su libro, como lo anticipa su título, en dos partes: el universo de la lectura y el de la narración oral; es decir, nos apropiamos del mundo y sus vericuetos epistemológicos, por decirlo de alguna manera seria, por medio de las palabras escritas en los libros y en todas partes (como lo hiciera un breve periodo de su vida nuestra “Décima Musa”, o undécima, si se ponen exigentes), y, cuando sentimos ese prurito, lo compartimos con palabras, sonidos llenos de sentido o significación, aunadas a gestos y otros recursos corporales.

“La intuición de leer, la intención de narrar” es un libro serio, riguroso en su dispersión temática o reflexiva, indispensable para todos los interesados en la narración oral y muy recomendable para los que desean profundizar sus conocimientos sobre la lectura y las formas de compartir lo que ésta les provoca, personajes tales como maestros, pedagogos, agentes de ventas, oradores, políticos, demagogos, aspirantes a Don Juan, charlatanes, portadores de los secretos para ingresar a la Vida Eterna… Además, incluye una valiosa selección de referencias bibliográficas.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

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