Norman Spinrad ofrece una visión global de la Conquista de México en “Mexica”

El autor con su obra, en la que
plasma su idea de que Cortés
no conquistó a los aztecas en
el sentido exacto de la palabra
Foto: Gregorio Martínez M./Azteca 21

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 30 de mayo de 2007. “Cuando vine por primera vez a México, en 1961, era verano y yo estudiaba derecho en la universidad, tuve contacto con la cultura popular mexicana y ahí surgió el germen de dedicarme a escribir y también, de algún modo, hacer algo sobre la cultura mexica”, afirma en entrevista Norman Spinrad, quien esta noche presenta en nuestro país su novela “Mexica” (Ediciones B, México, 2007).

Spinrad, de pelo y bigote entrecanos, barba cana, ojos azules tirándole a grises, vestido con pantalón negro y playera multicolor estampada, con leves reminiscencias psicodélicas, y de estatura más bien regular –no llega, creo, al 1.70 m–, accede a platicar amablemente sobre su última obra en el Café Tamayo del Hotel Camino Real de esta ciudad.

“En realidad, comencé a escribir como diez años después, hice algo sobre el holocausto, Hitler y los nazis y me pregunté si en la Historia había ocurrido algo similar, sucesos atroces, el genocidio… Y en la respuesta está el germen de ‘Mexica’. Escribir esta novela me llevó algunos meses, aunque ya había trabajado el tema hace años en el libreto de una obra de teatro que nunca concluí. Lo cierto es que el tema me acompañó durante casi cuarenta años y ahora resurgió plenamente en ‘Mexica’”, agrega.

“En aquella primera visita estaba con Donna, mi compañera, y ella estaba interesada en los símbolos y la historia mexicas, por lo que tenía el libro de Bernal Díaz del Castillo, y al leer a Bernal me di cuenta de que Cortés no conquistó el Imperio mexica con 500 soldados, sino con la manipulación del mito de los toltecas, de Quetzalcóatl, y la intervención de Malinche; así, aquélla pudo haber sido la primera guerra de medios”, señala.

El escritor estadounidense añade que, ya inmerso en el proyecto de escribir esta novela de corte histórico, se puso a releer a Bernal y a Gary Jennings, así a como investigar mucho sobre el tema. Incluso, comenta, “aprendí algo de náhuatl”. Lo que se debe tener presente es que estamos ante una novela basada en un suceso histórico, una ficción, narrada a partir del punto de vista de Álvaro de Sevilla, un supuesto amanuense y aventurero, judío converso, como muchos más que se subieron al barco para “hacer el Nuevo Mundo”.

En este sentido, Spinrad cree que la clave de su más reciente novela –ha escrito más de veinte y más de 60 cuentos– radica en el título. “Es otro enfoque, pues el término azteca era más bien despectivo, como un insulto, aplicado, en su contexto, a los pueblos bárbaros, a los recién llegados al Valle de México”, acota.

Respecto de doña Marina, mejor conocida como La Malinche, explica: “No sé si sea una traidora o una heroína. Creo que no es ninguna de las dos, pues en un principio no tenía o no les debía lealtad alguna a ninguno de los dos bandos, y con Cortés no sé si vivió una historia de amor, nadie puede saberlo en realidad, lo que sí sé es que era una mujer muy fuerte, inteligente y tenía la información correcta y sabía qué hacer con ella. ¿Quién es el primer mexicano: Hernán Cortés o Gonzalo Guerrero? La Malinche”, concluye con una sonrisa.

Respecto del proyecto de llevarla a la pantalla grande, indica que es un proyecto que lo entusiasma y admite que hay alguna propuesta e interés, pero nada firme. Sin embargo, dijo que el principal obstáculo es el dinero, pues sería una gran producción, hablada en español, con muchas personas y escenarios naturales, lo que implicaría, aproximadamente, una inversión de cien millones de dólares.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

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