Entrevista (Parte II) a “Voz en Punto” que presentará en la Sala Nezahualcóyotl, “Copitas de mezcal”

Los integrantes del ensamble que
han puesto muy en alto el nombre
de México en diversos escenarios
del mundo
Foto: Cortesía vozenpunto.com

(Segunda parte de la entrevista con Azteca21)

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 11 de mayo de 2007 

¿Ustedes son lo máximo en México?

No es bueno decirlo, porque tampoco hay un gran movimiento, pero pioneros sí somos, y ya empiezan a surgir más grupos. Creo que va a haber más cultura coral en nuestro país. Para nosotros es muy padre saber todo lo que nos escriben, que nos pidan partituras o a los lugares donde vamos grupos nuevos nos piden que los escuchemos y lo hacemos…

¿Son los mismos integrantes que iniciaron en 1990?

No, ahí sí hemos cambiado, porque empezamos como estudiantes y ni siquiera nos imaginamos que íbamos a crecer como lo hemos hecho, teníamos hasta un arquitecto o una secretaria, o sea, conforme fue creciendo el grupo se fueron dando consecuentemente los cambios. Por ejemplo, con este primer grupo ganamos en Finlandia, pero obviamente cuando va avanzando todo, también nosotros tenemos que avanzar, como te digo, son etapas y cada una ha sido muy buena. Pero, si en un momento dado, si vas a cantar con la Sinfónica Nacional, evidentemente debes tener otro nivel, sí, se ha ido depurando el grupo, de los fundadores sólo quedamos Sonia y yo, que he sido el director desde el principio.

¿Cómo armonizas la voz y las personalidades de cada integrante?

Es un reto más porque es un trabajo en equipo. Cuando entramos en la Nacional de Música, la academia de canto estaba, no sé ahora, hace mucho que no voy, pero en ese momento estaba dirigida especialmente a ser solista de ópera, no había cabida para la música antigua ni el adoratorio ni el lied, o simplemente eran considerados géneros menores. Ahora imagínate para un grupo coral, la mentalidad era “si están cantando juntos es porque no la hacen solos”, esto era parte de la lucha, además de que la cuestión mexicana era considerada medio naca, por lo tanto hacer un grupo vocal tampoco era lo máximo. Entonces era luchar con eso y uno mismo debe hacer la diferencia, aquí evidentemente, aparte de lo musical, debes conseguir una cuestión profesional, en la convivencia, porque son giras larguísimas, es como una especialidad, es una vocación dedicarte a esto, saber ser profesional, pues no es lo mismo ser solista, porque hay horarios, hay reglas, es como una minisociedad, como un equipo de futbol, donde hay reglas, claro.

¿La música tradicional mexicana ya no es “medio naca”?

Ya no, para nada, tú lo ves porque hay una revaloración de todo. Por ejemplo, ahora que estuvimos en Nueva York, con Puerta de las Américas, donde hubo representantes de todas las disciplinas, como Magos Herrera, Mono Blanco… Independientemente de lo que piense uno de cada artista, el chiste es que han considerado todos los géneros y ahí ves esa apertura, antes era imposible que vieras a un grupo jarocho cantando en la Sala Principal de Bellas Artes y ahora ya lo ves…

¿Ya dejó de ser naca o nunca lo fue o sigue siéndolo?

Nunca lo ha sido, aunque algunos la consideraban así, pero nunca lo fue, y eso sólo por usar una expresión lépera, hablando del término. Fíjate, yo creo que hay una calidad y tú te puedes encontrar ahora sí que la naquez, no voy a mencionar nombres, pero escuchas a una orquesta muy fina, que se supone que debe tener cierto nivel, bueno, la escuchas y dices esto es una nacada, y a veces te encuentras… no sé, por ejemplo, una vez en Tepoztlán me encontré a un grupo folclórico que era increíble, una maravilla. Entonces es algo que tiene que ver más con la calidad que con el género y eso es lo que hemos confundido un poquito en México.

¿Crees que actualmente se está dando una revaloración de lo mexicano?

Bueno, creo que ha sido un proceso, porque todos crecimos con esta música, los miembros del ensamble y la gente en general. Tú puedes llegar, por ejemplo, a la Nacional de Música y al Conservatorio y todo el mundo se siente de Bach para arriba, pero en realidad en México no existe esa tradición. Muchas veces creces exclusivamente con el mariachi y con toda la musica popular, y de repente pierdes esa raíz, que es muy rica, y si de veras la retomáramos sería increíble, pero ve que ahora ya hay el Museo Popular, y ve qué gentes están en el Comité, como Carlos Fuentes, y tú ves cómo está eso, o el Museo del Estanquillo, de Monsiváis, y ves las artesanías y las luchas, ves las artesanías de María Félix, la revaloración del cine, de las películas de El Santo, de toda una cultura…

¿Hay una revaloración de lo naco? Porque mucho de lo que mencionas era considerado naco.

Yo crecí pensando eso, pero eso ya pasó, tú lo ves cuando vas a una fiesta y ves a gente vestida con ropa con bordados oaxaqueños o de Chiapas. Yo recuerdo que una vez, cuando era chico, escuché que comentaban que una vez la esposa de Echeverría recibió a una reina vestida de china poblana y con agua de jamaica. Quién sabe qué está pasando, pero ya eso está cambiando. También recuerdo que en la escuela era un pecado escuchar música mexicana, a mí me gustaba la música ranchera y era naco, ¿no? Tenías que escuchar música en inglés, todo tenía que ser en inglés, incluso hasta entre mis hermanos. “Qué naco”, me decía uno porque me gustaba el mariachi…

¿Será que también nos estamos aceptando ya como mexicanos?

Sí, también es una cuestión de identidad para mí, porque tú ve el caso de Hungría, toda su música folclórica es la base de su educación musical y de sus grandes compositores, como Zoltán Kodály, y que aquí también eso se dio, pero se rompió por algún motivo. Estaban Carlos Chávez, Blas Galindo, Revueltas… todos ellos, había una efervescencia de reconocerse, pero de repente quién sabe qué pasó, como que no alcanzó a evolucionar, pero evidentemente tiene que ver con una cuestión de identificarte. Por ejemplo, yo llegaba a mis clases de piano en la Nacional de Música y empezabas a escuchar algo de compositores que te sonaban dificilísimos, sin embargo, si empezáramos, no sé, con “Las Mañanitas”, que todo el mundo las transpira y es tu tradición musical, quizás otro sería el asunto. Ahora sí está pasando, porque hay muchos métodos escritos para niños con rondas infantiles o con lo de Cri-Cri, que es una música increíble, pues tenemos una gran riqueza musical, pero tenemos que sacarla, ahora sí, para mí, lo peligroso es confundir lo comercial con lo popular, ése sí es el peligro.

¿Cómo podemos distinguir el peligro, cómo lo distingues tú?

Para mí es muy fácil reconocer una época, por ejemplo tú puedes pensar en Lola Beltrán, hoy sería imposible que hubiera una Lola Beltrán, nadie la vendería porque era gorda, sin embargo ellos en ese momento no hacían un disco pensando en “voy hacer este sonsonete de esta frase para vender millones”, sino que salía la música y en consecuencia se vendía y eso es diferentísmo, o un Pedro Vargas, ¿quién con esa cara va a ser ahorita un Pedro vargas? Ahora tienen que ser modelos, ahí se ve la diferencia, además, toda esa música tenía precisamente una riqueza musical, no como ahora. Sí, efectivamente me entristece oír, por contagio ambiental o lo que sea, una música totalmente gacha, pero eso no es música popular, incluso es el resultado de no tener una educación musical, que había en México en las primarias, y que es otro punto por discutir. A mí ya no me tocó, pero mucha gente me ha dicho que la había y hacían bailes folclóricos en las escuelas, había educación musical en los coros de la escuela, ahí está el caso del maestro Ramón Noble, que hizo toda una gran labor de coros en las escuelas y secundarias…

Aprovechando la conmemoración de su cincuenta aniversario luctuoso, ¿qué opinas de Pedro Infante?

Muy controvertida la cuestión, creo que reflejó una época de lo que era el mexicano, una época con sus virtudes y defectos. Te puedo decir que como cantante se me hace increíble, en el sentido de la interpretación que hacía de las canciones, fíjate, era un caso popular, pues no había estudiado música formalmente, y es una voz superbién puesta en el sentido musical. Incluso hay que ver cómo grababan en ese tiempo, ahora tenemos pro tools, no es que te ayuden más, pero sí puedes hacer miles de cosas, y en ese tiempo era llegar al estudio y grabar, así grababan, uno admira eso. Pero hay muchas cosas que a mí no me gustan, pero es como reconocerse en el espejo y aceptarse, por ejemplo las películas “Nosotros los pobres” y “Ustedes los ricos”, me caía gordo precisamente por esa parte del mexicano agachón, de que mientras más pobre, más bueno, y el rico en el infierno, y por eso toda la gente tenía que sufrir y la madrecita abnegada, todo eso no lo soporto, toda esa parte que reconozco y en la que debemos evolucionar, incluso como artistas.

Después de 17 años como grupo, ¿ya viven de su voz?

Sí, es casi un milagro, ya no estamos en La Salle como grupo residente, ahí tuve un coro de estudiantes, tuvo tanto éxito que lo quitaron. Yo digo que no me puedo quejar, así como te digo que fue difícil también ha sido muy fácil, porque así como te digo lo que pasaba en la escuela de música, los directores de la escuela también nos apoyaron para ir a los concursos, que era algo increíble. Ahora nunca nos ha faltado trabajo, vivimos de lo que hacemos, no nos dedicamos a otras cosas, lo cual sí es increíble para un grupo independiente. Cuando estuvimos en La Salle nos fue muy bien, después, me acuerdo, estuvimos cinco meses en Europa y nos fue muy bien, luego, al regresar, nos enteramos que ganamos en México en Escena, hemos recorrido todo el país, nos ha ido muy bien, se acabó México en Escena, y yo nueve meses dije “Chin, a ver ahora cómo nos va”, y nos fue muy bien, y eso que hubo un tiempo muy difícil por el cambio de gobierno, estuvo durísimo lo de los presupuestos, y ahora volvimos a ganar México en Escena por dos años. Ahora no me preocupo tanto porque sé que algo llegará, porque estamos trabajando, cada vez nos contratan más y mejor, y hay más gente involucrada, como Sebastián y el FONCA, tal vez pronto hagamos algo con Armando Manzanero, también nos vamos a España en junio y a ver cómo nos va en la Sala Neza, vamos a ver qué jalón tenemos aquí…

¿Cuál es la diferencia de cantar en espacios abiertos y en cerrados?

Antes nosotros sólo actuábamos en espacios cerrados, pensábamos en acústicas muy buenas, pero nos dimos cuenta de que nos llamaban mucho para espacios abiertos e hicimos estudios para probar micrófonos, equipo… llevábamos nuestros aparatos y todo lo necesario, y resultó muy bien, claro, cambia un poco el concierto, porque obviamente no suena igual. Por ejemplo, cantamos una hora y veinte minutos en Zacatecas al aire libre, y en Chihuahua también lo hicimos y fue un exitazo, también fue al aire libre y frente a miles de personas. También tiene que ver con no cerrarse, cuando oí que nos habían programado en esas circunstancias pensé “Híjole, qué difícil”, porque nos empiezan a programar ante multitudes, pero, bueno, como te digo, tocamos muchos extremos…

¿Cómo haces la selección del repertorio?

Mira, al principio fue muy accidentado, ésa es la verdad, porque no teníamos donde cantar, por ejemplo, si nos contrataba un señor de Chiapas había que poner algo de allá, y así se iba haciendo el repertorio, o en el Día del Niño, así fue cómo puse “La negrita cucurumbé”, es algo increíble, porque con ella ganamos el premio en Finlandia y a través de los años no la hemos podido quitar del repertorio. La cantamos la primera vez que fuimos a Alemania, fue un exitazo, luego hemos vuelto otras ocasiones y pensé “Vamos a llevar otra cosa”, pero la gente la pedía, entonces es algo que no puedes quitar. Mario Iván Martínez, que va a hacer su disco de Cri-Cri, me la pidió para ponerla en su disco, entonces ya se volvió como un clásico. Ahora las cosas van cambiando y ya puedes darte el lujo de escoger, es cuestión de puro gusto. Hace años, “Copitas de mezcal” se la oí a “La Tigresa” y me encantó, haz de cuenta, yo la vi a ella y dije “Hombre, hay que ponerla”, entonces desde hace años la quería poner. En ese sentido, déjame decirte que ahora no sabes cuánto me arrepiento de no haber ido a ver a Lola Beltrán cuando pude ir a verla, pero ya no la oí cantar en vivo, pero cuando pude ir a verla era cuando pensaba que era naco. Lo contrario me pasó con “La Tariácuri”, Amalia Mendoza, la vi en Querétaro, ahí es cuando dices, “Éstos tienen una carga emocional que no voy a aprender en la escuela”. Así, la selección la hago por gusto. Claro, me he aficionado mucho a los discos, a los discos antiguos, por ejemplo, Rubén Fuentes, tengo todo lo que produjo él, todos sus arreglos. También conocí al maestro Zeferino Nandayapa, toda una institución, al maestro García Blanco de la Escuela de la Música Mexicana… Entonces te vas acercando a esa gente y vas viendo quién hacía los buenos arreglos, quiénes eran los buenos maestros, o como esas colecciones viejas que sacó RCA. O las Hermanas Huerta, que yo no las conocía y es una cosa increíble el acoplamiento de las voces, o los Hermanos Zavala, que eran fantásticos, o las Hermanas Padilla, pero las Hermanas Huerta son mis favoritas…

¿En qué te basas para hacer los arreglos?

En esto también depende de la selección, los hago pensando en la gente que tengo, no pienso en soprano, tenor, bajo… sino en Sonia, Olivia, Beto… Como ya sé más o menos qué hace cada quien, a veces ni siquiera es la cuestión técnica de soprano, etcétera, incluso a veces están cambiados sus registros, porque no estamos cantando algo de ese tipo, donde entran efectos de soprano, mezzo, etcétera, pienso en las características de cada quien, pues a veces se tararea algo que le gusta a alguien y hago el arreglo de esa canción, sé que le gusta y creo que esto también es parte del éxito. Obviamente, le voy poniendo el personaje a cada quien, es como hacer personajes a la medida, que no es lo mismo que agarrar un arreglo ya hecho y ponerlo, entonces ya no es lo mismo.

José, por último, ¿qué sigue para Voz en punto?

Creo que cuando empezamos estábamos en el diez de estudiantes, por las ganas de hacer, de aventarnos, no teníamos dinero… Pienso que en cada etapa que estás tienes que alcanzar el diez, sin embargo, siempre hay una etapa nueva, esto no tiene fin, y el reto es mantenerse ahí, en el diez…

“Copitas de mezcal”, de diseño hermoso y un sello muy mexicano, incluye once temas, cinco a capella y seis con el Mariachi Vargas de Tecalitlán. Los primeros son “Copitas de mezcal”, “La Negra”, “La bruja”, “No volveré” y “El sinaloense”; los segundos son “Lámpara sin luz”, “El gavilancillo”, “La malagueña”, “Cien años”, “Cucurrucucú” y “Cielito lindo”.

Voz en punto está integrado por José Galván, director y barítono; Olivia González, soprano; Sonia Solórzano, soprano dramático; Alberto Rentería, alto, y Luis Eduardo Martínez, tenor.

Comentarios a esta nota: gregorio.martínez@azteca21.com

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