“El Rayo Macoy” convirtió a Ramírez Heredia en un gran novelista policiaco

 Rafael Ramírez Heredia
autor de la gran obra
"El Rayo Macoy"
falleció el martes 
Foto: Internet

Ciudad de México.- 26 de Octubre de 2006.-  La obra del escritor Rafael Ramírez Heredia, fallecido el martes aquí, tuvo un gran repunte que nadie paró, a partir de que publicó "El Rayo Macoy", afirmó su compadre, amigo y ensayista, Hernán Lara Zavala.

Añadió que ese libro lo llevó de ser un extraordinario cuentista y novelista de orden policiaco, a convertirse en un escritor, con un estilo personal y único.

Lara fue entrevistado por los periodistas en una funeraria donde fue velado Ramírez Heredia y poco antes de ser llevado a otra, para ser incinerado.

"Esa cuestión un poco lírica, con un oído excelente que tenía para la jerga popular, sobre todo la del bajo mundo, que no era nada más que una reproducción mecánica, él le inyectaba parte de su poesía, parte de su picardía, parte de su gran sentido del humor, a partir de ese relato tuvo un despegue constante y continuo, que lo llevó a crecer de una manera agigantada", manifestó.

Aseguró que los últimos libros del hoy occiso, "La Mara" y "La esquina de los ojos rojos", a la que se suma "El mestizo de Salgari", una novela de gran erotismo, son piezas de gran calidad, donde lo meramente policiaco queda en el nivel más anecdótico.

"Lo que surge con sus últimas novelas es una indagación de carácter más social, en `La esquina de los ojos rojos' que a mi me parece su novela más acabada, hay una indagación de lo que son muchos de los habitantes de la Ciudad de México, que van desde el sicario, que es un pobre diablo al que le pagan dinero para matar a un tipo, hasta los jefes de la policía", comentó Lara.

El narrador dijo que justo en esa novela, que es la segunda de una trilogía sobre la violencia, él halló un alter ego de su amigo Ramírez Heredia, Capote de Oro, que uno lo lee y lo escucha hablar y es como estar oyendo al autor de otras novelas, como "Del Trópico", "Cuadrilátero" y "Tauromagias".

Apuntó también que Ramírez Heredia "fue un escritor por convicción y por vocación, siempre fue un animal de palabras, pero también un animal de instintos, que fue un triunfador en todos los aspectos de la vida, fue discípulo de Luis Spota (destacado polígrafo), pero lo superó en muchos sentidos, siempre tuvo una ferviente convicción en su escritura".

"Yo lo pondría así: novelista, cuentista, cronista, periodista, aficionado a los toros, para él, el mundo de los toros era una metáfora de lo que era la vida, todo el tiempo estaba haciendo comparaciones de que este mundo es como una gran plaza, donde uno tiene que enfrentarse al toro con todo por delante, hay que salir, aunque sea por la enfermería, pero con los pantalones bien puestos", acotó. Sigue El Rayo Macoy convirtió/dos/acotó. . Fue tal su pasión, que Lara lo concibe como un hombre de una vida muy intensa, como un gran disfrutador de la vida, pero como amigo era lo máximo, no sólo por el amor mutuo, sino porque trabajaron muy acompañados, siempre se trataron de ayudar, le gustaba mucho cantar, las mujeres y los tragos.

"Yo diría que salió de la vida con las dos orejas y el rabo y yo diría que en hombros, esta fue la última gran prueba que él tuvo que afrontar, en donde creo que salió de una manera muy digna porque combatió hasta el final, con una gran discreción, con una gran dignidad, con una gran virilidad, no se amilanó, sencillamente el cuerpo no le dio más", subrayó Lara Zavala.

Afirmó que Ramírez Heredia salió de la vida con mucho garbo y con mucha presencia, hace unos 15 días, cuando se vieron para presentar su novela "La esquina de los ojos rojos" le dijo: "Ahora sí creo que ya la palmé compadre, no se lo he dicho a mi esposa, pero ahora sí creo que ya perdí".

Lara Zavala imagina que ese comentario vino de lo que Ramírez Heredia sentía dentro de él, de saber que ya no había regreso, se lo dijo con una gran dignidad y gran estoicismo.

"Nunca se quejó, entendí por lo que él me dijo, que nunca lloró, fue aquí acabó y ya, en esos últimos tiempos hablaba del de arriba, me decía: si el de arriba quiere, me quedo y sino pues me iré", señaló el autor, quien desde anoche acompaño a la viuda y a las dos hijas de su compadre. (Notimex)

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