Apuntes de la ciudad de México

POR LA ESPIRAL

Claudia Luna Palencia

-Apuntes de la ciudad de México
-Voces encontradas. No hay disensos
-Oligarquía, ¿qué pensará?

Escribo esta columna desde la ciudad de México, hace cuatro días que arribé a la capital del país. Por primera vez me hospedo,  a recomendación de amigos citadinos, en un hotel de Santa Fe, considerada la “zona menos  afectada” dado el secuestro de las vías de comunicación en todo el Paseo de la Reforma haciendo muy difícil el acceso a la  Zona Rosa y Polanco. La ciudad es un caos.
A lo largo de estos días he escuchado infinidad de versiones tanto de gente que votó por el PAN, por la Coalición por el Bien de Todos, de quienes anularon su boleta o de plano no acudieron a las urnas. Incluso tengo comentarios de personas que votaron por Felipe Calderón, y luego se arrepintieron, por atestiguar la cercanía con Elba Esther Gordillo; o bien reclamos de personas que votaron por Andrés Manuel López Obrador y manifiestan un descontento total, por las acciones de la coalición, en las vías de comunicación.
La ciudadanía está necesitada de circular, trabajar, tener ingreso y de cumplir con sus obligaciones familiares.
Empero, una bruma de incertidumbre opaca  el futuro cercano. Todos buscamos atisbos, señales, para dar una interpretación que nos permita vislumbrar un túnel de salida. Apostarle al menor costo.
Las opiniones van en todas direcciones: desde la validación del Tribunal a  la elección, el triunfo de Calderón, y la toma de protesta el primero de diciembre, considerando una larga protesta de López Obrador por varios meses más; hasta  la posibilidad de un interinato, la convocatoria a una reforma política y de Estado, con elecciones realizables dentro de dos años; hasta el de una ola de violencia que radicalice la crisis postelectoral, empañe el Sexto Informe  del presidente Vicente Fox; genere roces el 15 y 16 de septiembre e impida la toma de posesión de Calderón el primero de diciembre.
Las posturas más contrastantes consideran que habrá una larga lucha de López Obrador, que finalmente terminará porque irá desinflándose la fidelidad de ciertos políticos perredistas y de gente de la coalición.  “El PRD terminará cansado de López Obrador, empezará a sopesar cuál es la ruta para asumir los menores costos políticos sobre todo en aras de los procesos electorales de los próximos años en distintas entidades”. ¿Le conviene al PRD una larga lucha de apoyo incondicional, de súbditos, en torno a una figura que no podrá cumplirles ninguno de los compromisos asumidos de puestos en un gabinete inexistente?.
Otras versiones apuntan a un López Obrador dispuesto a fracturar el sistema asimilando la imposibilidad de llegar  a la Presidencia, pero nunca conformista para  un retiro espiritual en Tabasco, su estado natal, “entonces adquiere un matiz  más exacto a su figura tradicional dispuesto a defender su causa,  al costo que sea. Andrés Manuel tiene  perfil de mártir.”
En  lo personal, en esta mar de especulaciones, me gustaría preguntarle a López Obrador, un mes y medio después de las elecciones, ¿cómo quiere pasar a la historia de México? ¿Qué le gustaría que dijeran los libros dentro de  50 o 70 años cuando nuestros nietos los estudien?.
A estas alturas, 17 de agosto del 2006, ¿cómo se visualiza López Obrador? ¿Cómo presidente? ¿Héroe de la democracia? ¿Mártir de la democracia? O ¿Villano del sistema?.
Otra forma de analizar la respuesta es preguntarle lo mismo a los perredistas, a unos días de renovarse la Cámara de Diputados y Senadores, ¿cuál de todas las posturas que adopte López Obrador es la que más les puede beneficiar e insisto provocarles el menor costo político? A partir de reflexionar que  ya perdieron “la grande” en el 2006, y aunque parece lejano los errores de hoy puede alcanzarles hasta el 2012.
A COLACIÓN
¿Cuál será para los oligarcas el menor costo de oportunidad para darle salida a esta crisis postelectoral que sospechosamente los mercados parecen ignorar en su parte más oscura comportándose de manera inusual?.
Una larga lucha de López Obrador tendrá repercusiones evidentes en la inversión directa, nacional y extranjera, que es la que verdaderamente debe importarnos.  Esto significaría un alto costo de oportunidad para los grupos empresariales altamente ligados al mercado exportador, a las coinversiones, la industria maquiladora y las alianzas estratégicas con inversionistas de Estados Unidos u otros países. Perder contratos por una larga lucha es un alto costo para la oligarquía, dejar escapar cientos de millones de dólares por la cancelación de acuerdos, me parece que es algo que no aceptarían.
Así es que imagine usted amigo lector: ¿Cuáles pueden ser los escenarios manejables por la oligarquía, generalmente radical?.
GALIMATÍAS
 De cualquier lado pueden surgir los favores y es esto quizá lo más peligroso, por las pasiones encendidas, repito muy palpables entre la gente que habita el Distrito Federal.
 El plantón de Reforma  ha provocado diversos incidentes, muy menores hasta ahora, pero que en un caldo de cultivo como el actual son chispas buscando pólvora: el 5 de agosto, un sujeto a bordo de una camioneta con calcomanías del PAN entró al campamento a la altura de Reforma y Gandhi dejando cuatro personas lesionadas; el 9 de agosto, otro hombre invadió el campamento de Reforma a la altura de la calle Rubén Darío; el martes pasado, un hombre atacó uno de los campamentos instalados a unos metros del Ángel de la Independencia.
 Son los primeros conatos de una ciudadanía eclipsada,  rebasada por la ingobernabilidad, la ausencia del Estado de Derecho, la actitud lacayuna de Alejandro Encinas, jefe de Gobierno del Distrito Federal, la debilidad del presidente Vicente Fox para aplicar una línea rectora en el ámbito de la política nacional en pro del respeto del marco institucional, factor que ha sido bien aprovechado por grupúsculos que pueden paralizar a Oaxaca, a cualquier otra ciudad y desde luego, vía de comunicación.
 Tendríamos que empezar una resistencia civil para pedir que haya presidente, capacidad de gobierno, eje rector, marco institucional, Estado de Derecho y política económica, otra ausente, que el petróleo y las remesas se han encargado de sustituir.
 En la ciencia económica nos enseñan siempre a buscar el menor costo de oportunidad posible porque toda decisión conlleva riesgos, unos menores, otros mayores. Hay que optar. La política igual se rige por un razonamiento similar.
 No debemos perder de vista que el costo de oportunidad es adaptable al perfil de la gente que está tomando la decisión a partir de responder a sus propios intereses de grupo. Esto sucede, tanto para la economía, como para la política. 
 

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