“Libros de México”, una ventana de la industria editorial mexicana actual

académica que se realiza en nuestro país.

Una revista sobria, cuidada y sustanciosa. El editorial de la edición susodicha anuncia que la revista cambia su periodicidad de tres a seis meses, precisamente a partir de ese número, aunque no se señalan las razones. Pero no es necesario ser un genio para barruntarlas. ¿Efectos de la crisis económica, escasez de recursos, austeridad…? En fin, también se avisa que Tomás Granados Salinas deja la dirección de la revista –y más adelante nos enteramos por qué: será coordinador editorial del Fondo de Cultura Económica.

En cuanto al contenido, nos encontramos en las primeras páginas con notitas informativas sobre el mundo editorial “global” y local. Una que me entristece es la que da cuenta del cierre o desaparición de la Librería Internacional, en cuya sucursal, situada a pocas cuadras de la estación Copilco del Metro, hice buenas adquisiciones en mis años universitarios.

En seguida inician los artículos referentes al tema central, tales como “Edición y universidad”, de Jesús Anaya Rosique, quien nos ofrece un útil y claro recorrido histórico por la edición universitaria; José María Espinasa escribió “Los nuevos desafíos de la edición académica”, en el que aborda éstos desde diferentes aspectos, como el de la lectura y la pertinencia de este tipo de ediciones.

A continuación, Édgar Valencia reflexiona sobre el presente de la edición académica y enumera algunas posibilidades para el futuro de ésta. Luego se incluye una especie de breve directorio de editores académicos, como el Centro de Investigación y Docencia Económicas, El Colegio de la Frontera Norte, El Colegio de México, la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, la Universidad Autónoma de Yucatán, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y el Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social, entre otros.

Luego, Julio Roldán, en “Promoción y edición académica”, escribe sobre la importante labor de promover esa clase de ediciones, así como propone nuevas rutas para hacerla más eficiente, enmarcándola en la promoción de la cultura mexicana del libro. A su vez, Hilda Elena Hernández nos entrega un panorama de las actividades de la Red Nacional Altexto en su artículo “Una firme red en crecimiento” y Gerardo Kloss Fernández del Castillo, en “Lo editorial en la universidad”, comparte los retos de la edición profesional en nuestro país y la posibilidad de estudiar la maestría en Diseño y Producción Editorial en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Sofía de la Mora Campos, en “Hacia una cultura editorial universitaria”, analiza las particularidades de la edición universitaria y de la Red de Publicaciones de la UAM con el propósito de enumerar los avances y las posibilidades de mejorar todo el proceso editorial en esa institución de educación superior. Sayri Karp Mitastein, mediante su texto “A la mitad del foro (de edición universitaria)”, describe los alcances del Foro Internacional de Edición Universitaria, que se realiza durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, del que, nos informa, ya hay dos memorias: “Esencia, quehacer y retos de la edición académica” y “La edición universitaria: un proyecto de negocio”, y adelanta que habrá una tercera este mismo año.

Las tres páginas finales de la revista, “Egresados de la universidad”, recogen ejemplos bibliográficos del quehacer de varios de los editores académicos presentes en este número de “Libros de México”, como “Bajo la mirada de la ceiba. Artistas plásticos de Tabasco”, de Miguel Ángel Ruiz Magdónel y Ramón Bolívar; “Trescientas actividades para enriquecer el vocabulario”, de José Manuel González Freire; “Diccionario del español usual en México”, coordinado por el doctor Luis Fernando Lara, y “La otra cara del tiempo”, de Mario Heredia, entre otros.

Por último, sólo me resta añadir que los autores de los artículos mencionados son especialistas y trataron, me parece, de evitar la solemnidad y ampulosidad que en ocasiones acompaña a los textos académicos –que bien podrían serlo los de ellos- y consiguieron hacer de éste un número disfrutable y aleccionador, que se goza y da luces, de veras, sobre la materia.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

Foto: Portada del número 94 de una revista de calidad.
Cortesía: CANIEM

 

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